Hay muchas cosas de nuestros pies que damos por sentadas, como su robustez al contacto con el suelo. A veces, sin embargo, podemos desarrollar espolones calcáneos, una afección dolorosa que hace que nuestros pasos sean menos seguros. Esto es lo que hay que saber sobre esta afección y cómo tratarla.
Los espolones calcáneos (también llamados espolones óseos) son ganchos de hueso que sobresalen de la parte inferior del pie, donde la fascia plantar se une al hueso del talón. La fascia plantar es una banda gruesa de tejido conjuntivo que recorre toda la planta del pie. Con el tiempo, este gancho óseo puede acumularse como resultado de la tensión de la fascitis plantar, una inflamación debilitante y dolorosa de la fascia plantar.La acumulación ósea se produce con frecuencia en pacientes con fascitis plantar. Se calcula que el 70% de los pacientes con fascitis plantar también tienen espolones calcáneos. Estas dos afecciones están tan estrechamente relacionadas que cuando se detectan espolones calcáneos en una radiografía, se utilizan como prueba de que el paciente también padece fascitis plantar.Los espolones calcáneos se diagnostican con mayor frecuencia en hombres y mujeres de mediana edad. Las personas con sobrepeso u obesidad, o que inician un nuevo programa de entrenamiento de mayor intensidad, corren más riesgo de padecerlos.
¿Qué alimentos son buenos para los espolones calcáneos?
Aumente su ingesta de: Pescados grasos. Alimentos integrales como cereales integrales, frutas y verduras frescas. Agua – un mínimo de 2 litros de agua cada día y evitar el agua carbonatada.
Nutrición – La nutrición tiene un poderoso impacto en la salud general, incluido el esqueleto. Una cantidad inadecuada de calcio y otros minerales que contribuyen a la formación de los huesos aumenta el riesgo de osteoporosis, fracturas y espolones óseos. Las dietas ricas en sal, fósforo u otros minerales competidores, aunque pobres en calcio, pueden tener el mismo efecto.
¿Qué carencias provocan los espolones calcáneos?
Si el organismo tiene una carencia de calcio, las señales pueden mezclarse y acumularse un exceso de calcio alrededor de la zona dañada. Con el tiempo, esta acumulación se endurece y se forman espolones calcáneos.
Alimentos para espolones del talón que debe evitar
Puesto que una dieta vegetariana no es adecuada para todo el mundo, es más fácil seguir el siguiente principio fundamental para los problemas musculoesqueléticos: comer menos alimentos que formen ácido y más alimentos alcalinos. Esto ayudará a disminuir la cantidad de residuos ácidos que forman depósitos en las articulaciones.
La ortiga es una planta con excelentes propiedades depurativas, especialmente para la eliminación de residuos ácidos como el ácido úrico. También contiene mucho sílice, un mineral esencial para la correcta distribución del calcio, la reducción de los depósitos de calcio y la regeneración de los tejidos conectivos dañados (como tendones y ligamentos). Ideal para problemas como cálculos, espolones, artritis, reumatismo, tendinitis, bursitis y gota.
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Alimentos contra la fascitis plantar
Pero los espolones óseos pueden aparecer en todo el cuerpo y le pueden ocurrir a cualquiera, por muchas razones: edad, estructura ósea débil, nivel de actividad física, desequilibrios del pH, o en cualquier lugar donde haya habido una lesión, un riego sanguíneo deficiente o tejido cicatricial. Pero no tienen por qué ser inevitables.
En un hueso sano, los osteoblastos añaden minerales nuevos -principalmente calcio- y los osteoclastos eliminan el tejido óseo viejo descomponiendo los minerales y reabsorbiéndolos en el torrente sanguíneo. Ambos procesos están estrechamente interrelacionados y son cruciales para la salud. Por desgracia, el proceso de formación ósea no siempre funciona como debería. A veces, una persona puede acumular zonas de lo que esencialmente es “calcio muerto”, lo que da lugar a dolorosos espolones óseos (osteofitos) o cálculos renales.
A menudo, la dieta americana estándar es la culpable del desarrollo de huesos débiles, espolones óseos y cálculos renales. Entre los alimentos e ingredientes que contribuyen a ello se encuentran el jarabe de maíz con alto contenido en fructosa, los refrescos, el zumo de manzana, el agua fluorada, otros azúcares refinados y las proteínas animales.
