Alimentos que te hacen feliz
Cuando se trata de comer, muchos de nosotros hemos desarrollado hábitos. Algunos son buenos (“siempre como fruta de postre”) y otros no tanto (“siempre tomo una bebida azucarada después del trabajo como recompensa”). Aunque lleves años con el mismo patrón alimentario, aún estás a tiempo de mejorar.
Hacer cambios repentinos y radicales, como no comer más que sopa de repollo, puede conducir a una pérdida de peso a corto plazo. Sin embargo, estos cambios radicales no son ni saludables ni una buena idea y no tendrán éxito a largo plazo. Mejorar de forma permanente sus hábitos alimentarios requiere un planteamiento meditado en el que reflexione, sustituya y refuerce.
¿Qué relación hay entre lo que como y cómo me siento?
Las emociones y los sentimientos son un desencadenante muy importante de la elección de alimentos. Desde una edad temprana, la comida se relaciona con una serie de emociones e interacciones sociales. Triste, alegre, festivo, conmemorativo, solitario, enfadado, etc., la comida se utiliza a menudo para apoyar o hacer frente a estas emociones y circunstancias.
¿Cómo describiría la relación entre sus hábitos alimentarios y su salud?
La relación entre alimentación y salud es compleja. Todo el mundo necesita alimentos para vivir, pero una alimentación insuficiente, excesiva o inadecuada tiene consecuencias negativas para la salud. Para comprender mejor esta relación, describimos las tendencias y pautas de las enfermedades relacionadas con la alimentación tanto en adultos como en niños.
¿Cree que existe un vínculo entre la comida y la mente?
Es bien sabido que la nutrición desempeña un papel fundamental en la salud física. Pero los estudios también demuestran que la nutrición afecta directamente a nuestro bienestar mental y emocional. “Es lógico que lo que metemos en el cuerpo repercuta también en nuestra salud mental”, afirma el Dr.
Cómo los alimentos pueden mejorar su estado de ánimo
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Cómo afecta la alimentación a su cuerpo
ResumenLa bulimia nerviosa, comúnmente llamada bulimia, es un trastorno alimentario grave que puede poner en peligro la vida. Las personas con bulimia pueden darse atracones en secreto (ingiriendo grandes cantidades de comida y perdiendo el control sobre lo que comen) y luego purgarse, intentando deshacerse de las calorías sobrantes de forma poco saludable.
Para deshacerse de las calorías y evitar el aumento de peso, las personas con bulimia pueden utilizar distintos métodos. Por ejemplo, puede autoinducirse el vómito con regularidad o abusar de laxantes, suplementos para adelgazar, diuréticos o enemas después de darse un atracón. También puede recurrir a otros métodos para eliminar calorías y evitar el aumento de peso, como el ayuno, las dietas estrictas o el ejercicio excesivo.
Si padeces bulimia, probablemente estés preocupado por tu peso y tu figura. Puede que te juzgues severa y duramente por tus defectos autopercibidos. Como está relacionada con la imagen de uno mismo -y no sólo con la comida-, la bulimia puede ser difícil de superar. Pero un tratamiento eficaz puede ayudarte a sentirte mejor contigo mismo, a adoptar patrones alimentarios más saludables y a revertir complicaciones graves.Productos y ServiciosMostrar más productos de Mayo Clinic
Comer como mecanismo de afrontamiento
Piense en ello. Tu cerebro está siempre “encendido”. Se encarga de tus pensamientos y movimientos, de tu respiración y latidos, de tus sentidos… trabaja duro 24 horas al día, 7 días a la semana, incluso mientras duermes. Esto significa que su cerebro necesita un suministro constante de combustible. Ese “combustible” proviene de los alimentos que consume, y lo que contiene ese combustible marca la diferencia. En pocas palabras, lo que comes afecta directamente a la estructura y el funcionamiento de tu cerebro y, en última instancia, a tu estado de ánimo.
Al igual que un coche caro, el cerebro funciona mejor cuando sólo recibe combustible de primera calidad. Comer alimentos de alta calidad que contengan muchas vitaminas, minerales y antioxidantes nutre el cerebro y lo protege del estrés oxidativo, los “residuos” (radicales libres) que se producen cuando el cuerpo utiliza oxígeno y que pueden dañar las células.
Por desgracia, al igual que un coche caro, el cerebro puede dañarse si se ingiere cualquier cosa que no sea combustible de primera calidad. Si las sustancias del combustible “de baja calidad” (como el que se obtiene de los alimentos procesados o refinados) llegan al cerebro, éste tiene poca capacidad para deshacerse de ellas. Las dietas ricas en azúcares refinados, por ejemplo, son perjudiciales para el cerebro. Además de empeorar la regulación de la insulina en el organismo, favorecen la inflamación y el estrés oxidativo. Múltiples estudios han encontrado una correlación entre una dieta rica en azúcares refinados y el deterioro de la función cerebral, e incluso un empeoramiento de los síntomas de los trastornos del estado de ánimo, como la depresión.