Prueba de hernia discal
Una hernia discal es un problema en uno de los discos gomosos que separan las vértebras de la columna vertebral. Se produce cuando se desgarra la parte externa del disco (anillo fibroso) y parte del material más blando (núcleo pulposo) del interior empuja hacia fuera. El material blando y gomoso empuja los nervios que salen de la médula espinal. Esto puede causar dolor, entumecimiento o debilidad en brazos, piernas y tronco. Por lo tanto, es esencial entender qué causa las hernias discales y cómo pueden tratarse.
Una hernia discal puede producirse por el desgaste de la columna debido a la edad o por una lesión o traumatismo. Otros factores como la obesidad, las malas posturas, la falta de ejercicio, el tabaquismo y un estilo de vida sedentario también pueden aumentar el riesgo de sufrir una hernia discal. Si presenta alguno de estos factores de riesgo, tome medidas para reducirlos y disminuir así las probabilidades de sufrir una hernia discal.
Los signos y síntomas de una hernia discal varían en función de dónde se encuentre la columna vertebral. La hernia discal más frecuente se encuentra en la región lumbar (L5-S1) y provoca síntomas como dolor lumbar, dolor en las piernas, entumecimiento en la zona afectada, sensación de hormigueo y debilidad muscular. Si la hernia discal se encuentra en la parte superior de la espalda, alrededor de las vértebras cervicales (zona del cuello), es posible que experimente los mismos síntomas en brazos y hombros. Dependiendo de la gravedad de la hernia, también puede experimentar disfunción vesical o intestinal.
¿Es grave una hernia discal?
En raras ocasiones, la hernia discal puede comprimir todo el canal raquídeo, incluidos todos los nervios de la cauda equina. En raras ocasiones, puede ser necesaria una intervención quirúrgica urgente para evitar una debilidad o parálisis permanentes. Busque atención médica de urgencia si presenta Empeoramiento de los síntomas.
¿Se puede curar completamente una hernia discal?
En casi todos los casos, los cirujanos pueden extirpar sólo la parte del disco que sobresale. En raras ocasiones es necesario extirpar todo el disco. En estos casos, puede ser necesario fusionar las vértebras con un injerto óseo. Para permitir el proceso de fusión ósea, que dura meses, se colocan herrajes metálicos en la columna para proporcionar estabilidad vertebral.
¿Cuáles son los 3 signos y síntomas de una hernia discal?
Dolor agudo en una parte de la pierna, la cadera o las nalgas y entumecimiento en otras partes. También puede sentir dolor o entumecimiento en la parte posterior de la pantorrilla o en la planta del pie. También puede sentir debilidad en la misma pierna. Suelen ser indicios de hernia discal en la parte inferior de la columna vertebral.
Tratamiento de la hernia discal
La columna vertebral está compuesta por muchas vértebras apiladas unas sobre otras. Entre estos huesos hay discos, que actúan como amortiguadores. Los discos amortiguadores se asemejan a rosquillas de gelatina, cada una con un centro gelatinoso. A medida que envejecemos, los discos pierden flexibilidad y se vuelven más frágiles. La degeneración normal de los discos, que se produce de forma natural con la edad, también puede causar dolor.
Aunque las hernias discales suelen denominarse “hernias discales deslizantes”, en realidad no es exacto, ya que los discos no se salen de su posición. En realidad, están unidos por tejido conjuntivo a las vértebras superiores e inferiores. Una hernia discal puede ser “contenida” o “no contenida”. Con una protuberancia, por ejemplo, el centro gelatinoso permanece dentro de la pared del disco. “No contenida” significa que el centro gelatinoso ha atravesado la pared del anillo pero permanece conectado al núcleo pulposo. O la hernia puede estar “secuestrada”, cuando se desprende del núcleo y se aleja del disco.
En el caso de una caída o un gran esfuerzo, los discos pueden romperse, haciendo que el núcleo atraviese la pared del disco y ejerza presión sobre los nervios que salen de la médula espinal. Esto da lugar a una hernia discal, acompañada de dolor de espalda o cuello. Por ejemplo, sentarse durante un rato y luego levantar un objeto pesado puede provocar una hernia discal.
Síntomas de la hernia discal
Nuestra columna vertebral está formada por una serie de huesos -o vértebras- separados por unas almohadillas redondas llamadas discos que actúan como amortiguadores y nos ayudan a flexionarnos y movernos con facilidad. Cuando uno de estos discos se rompe, se habla de hernia discal.
Una hernia discal puede ir acompañada de una serie de síntomas que varían de una persona a otra. Los síntomas pueden ir de leves a graves, dependiendo de la localización y de si el disco presiona o no un nervio o la médula espinal.
“Los pacientes pueden experimentar cualquier combinación de síntomas con distintos niveles de gravedad. Es importante ponerse en contacto con su médico de atención primaria o un especialista de la columna vertebral si experimenta cualquier síntoma de una hernia discal”, dijo el Dr. DiPaola.
“Lo mismo ocurre con los discos de la columna vertebral: pueden degenerarse con la edad o el uso normal. Algunas personas pueden experimentar una aparición gradual de los síntomas, mientras que otras recuerdan un acontecimiento específico o el momento de su aparición.”
Los planes de tratamiento de las hernias discales dependen en gran medida del tipo y la gravedad de los síntomas. Trabajar con un especialista de la columna vertebral para obtener un diagnóstico adecuado ayudará a determinar qué tratamiento es el mejor para usted.
Hernia discal – deutsch
Muchas enfermedades provocan síntomas de dolor de espalda. Si tiene dolor, hinchazón o tensión en la zona lumbar, es posible que tenga un problema en uno de los discos de la columna vertebral. ¿Qué es una hernia discal y cómo afecta esta afección a su calidad de vida? El siguiente artículo le explicará todo lo que necesita saber sobre este problema tan común, incluido cómo se desarrollan las hernias discales.
Los discos intervertebrales son una parte fundamental de la anatomía de la columna vertebral. Estas estructuras redondas y gomosas se sitúan entre cada vértebra de la columna vertebral. Además de ayudar a mantener unida la columna vertebral, también actúan como amortiguadores para la espalda. La absorción de impactos ayuda a evitar daños en el cuello, los hombros y la zona lumbar al doblarse, girar o sufrir un accidente.
Cuando uno de estos discos se daña, puede abultarse o romperse dentro de la espalda, por lo que la lesión también se conoce como hernia discal. Después de sufrir una hernia discal, algunas personas experimentarán molestias, dolores crónicos o hinchazón. Otras no sentirán dolor y puede que ni siquiera sepan que tienen una hernia discal.