Membrana mucosa
Las mucosas protegen las partes internas del cuerpo que están expuestas al aire, de forma parecida a como la piel protege el exterior. Las mucosas son ricas en glándulas mucosas que segregan mucosidad para ayudar a mantenerlas húmedas.
Ejemplos de membranas mucosas son los labios, la boca, las fosas nasales, el oído medio y la trompa de Eustaquio. Otras membranas mucosas son el revestimiento del tracto digestivo, el revestimiento del tracto urogenital (incluidas la uretra y la vagina), el revestimiento del tracto respiratorio y los ojos (membranas conjuntivales).
El cuerpo humano tiene cuatro tipos de tejidos con los que se fabrican nuestros órganos, huesos, cartílagos y otras partes del cuerpo. Uno de los tipos, el epitelio, se subdivide en dos categorías: membranas mucosas y membranas serosas.
Las mucosas nasales están recubiertas de pequeños vasos sanguíneos que ayudan a calentar y humidificar el aire que respiramos. También están recubiertas de cilios -estructuras similares a pelos diminutos- que ayudan a atrapar los residuos que se inhalan.
Los cilios desplazan los residuos hacia la parte delantera de la nariz o hacia la parte posterior de la garganta. Se trata de una función importante del sistema inmunitario, que ayuda a mantener los gérmenes nocivos fuera del organismo.
¿Qué son las superficies mucosas?
Las superficies mucosas están compuestas por células epiteliales y estas células forman una barrera entre los ambientes externos hostiles y el medio interno. Las superficies mucosas tienen una barrera de permeabilidad selectiva y son responsables de la absorción de nutrientes y la secreción de desechos.
¿Dónde se encuentra la capa de mucosidad?
En el sistema respiratorio humano, el moco forma parte del líquido de superficie de las vías respiratorias (LSA), también conocido como líquido de revestimiento epitelial (LRE), que recubre la mayor parte del tracto respiratorio. El líquido de la superficie de las vías respiratorias consta de una capa sólida denominada capa líquida periciliaria y una capa gelatinosa suprayacente denominada capa de moco.
¿Qué segrega la capa mucosa?
El moco es secretado por las células caliciformes y suele contener varios componentes principales. Uno de ellos, las mucinas, confiere al moco sus propiedades gelatinosas.
Mucosa nasal
El moco (/ˈmjuːkəs/ MEW-kəs) es una secreción acuosa resbaladiza producida por las membranas mucosas y que las recubre. Normalmente se produce a partir de las células de las glándulas mucosas, aunque también puede proceder de glándulas mixtas, que contienen células serosas y mucosas. Es un coloide viscoso que contiene sales inorgánicas, enzimas antimicrobianas (como las lisozimas), inmunoglobulinas (especialmente IgA) y glicoproteínas como la lactoferrina[1] y mucinas, producidas por las células caliciformes de las mucosas y las glándulas submucosas. El moco sirve para proteger las células epiteliales de los sistemas respiratorio, digestivo y urogenital, así como las estructuras de los sistemas visual y auditivo de hongos, bacterias[2] y virus patógenos. La mayor parte de la mucosidad del organismo se produce en el tracto gastrointestinal.
Los anfibios, los peces, los caracoles, las babosas y algunos otros invertebrados también producen mucosidad externa a partir de su epidermis como protección frente a patógenos y para ayudar en el movimiento, y también se produce en los peces para recubrir sus branquias. Las plantas producen una sustancia similar llamada mucílago que también producen algunos microorganismos[3].
Mucus
Mensajes claveIntroducciónLa integridad de la mucosa de todo el tracto gastrointestinal (GI) es vital para mantener la salud. Esta revisión pretende analizar uno de los componentes clave de la integridad de la barrera intestinal, es decir, el moco, que recubre la superficie epitelial intestinal. El moco está formado por muchos componentes: agua (90%-95%),1 2 electrolitos, lípidos (1%-2%), proteínas y otros.3 Este moco es una secreción diluida, acuosa y viscoelástica, gracias a unas proteínas mucosas específicas que se denominan mucinas y que son los principales componentes estructurales y funcionales presentes en el moco en una concentración del 1%-5%.3
-) gracias al canal regulador de la conductancia transmembrana de la fibrosis quística (CFTR) que permitirá a las mucinas formar una estructura similar a una red expandiéndose 100-1000 veces en volumen y uniendo agua.Finalmente, las mucinas pueden clasificarse en dos tipos diferentes: mucinas transmembrana y mucinas formadoras de gel.2
Las células caliciformes llenan sus vesículas secretoras con Muc2 mientras migran desde el fondo de la cripta5 y contienen otros componentes del moco, como el fragmento Fc de la proteína de unión a IgG, el accesorio 1 del canal de cloruro, la proteína 16 del gránulo de zimógeno y el homólogo 2 del gradiente anterior.10 Las vesículas secretoras extruyen su contenido por exocitosis tras fusionarse con la membrana apical.11 Después de la secreción, para permitir que las mucinas empaquetadas se expandan adecuadamente, es necesario exponer la mucina a un aumento del pH y a una disminución de la concentración de calcio.2 Los iones bicarbonato (HCO3
Mucosa suomeksi
El moco es esencial para la salud intestinal y sus propiedades pueden verse afectadas en las enfermedades neurológicas. El moco se compone de una red hidratada de polímeros que incluye proteínas de mucina glicosiladas. Proponemos que los factores que influyen en el sistema nervioso también pueden afectar al volumen, la viscosidad y la porosidad de la composición del moco y, por consiguiente, a las poblaciones microbianas gastrointestinales (GI). El intestino tiene su propia red neuronal intrínseca, el sistema nervioso entérico, que se extiende a lo largo del tracto GI e inerva el epitelio de la mucosa. El sistema nervioso entérico regula la función intestinal, incluida la secreción y renovación del moco. Tanto la disbiosis como la disfunción intestinal se observan con frecuencia en varios trastornos neurológicos, como las enfermedades de Parkinson y Alzheimer, así como en pacientes con trastornos del neurodesarrollo, incluido el autismo. Dado que algunos microbios utilizan el moco como una importante fuente de energía, los cambios en las propiedades del moco podrían alterar, e incluso exacerbar, los síntomas intestinales relacionados con la disbiosis en los trastornos neurológicos. Esta revisión resume los conocimientos existentes sobre la estructura y función de la mucosa del tracto gastrointestinal y destaca las áreas que deben abordarse en futuras investigaciones para comprender mejor cómo se ve afectada la homeostasis intestinal en los trastornos neurológicos.