Pérdida insensible de agua de los pulmones
A medida que suben las temperaturas, es fácil resecarse (muy rápidamente) y ni siquiera darse cuenta. Pero renunciar al agua durante el calor es peligroso, y deshidratarse cuando se padece artritis puede acarrear dolores y problemas añadidos. La deshidratación provoca una serie de síntomas, como somnolencia y mareos, y aumenta el riesgo de sufrir lesiones por calor o un shock por bajo volumen sanguíneo. Pero también puede afectar a los mecanismos que hacen que las articulaciones funcionen sin problemas; puede reducir el líquido que amortigua las articulaciones o aumentar la inflamación en todo el cuerpo.
“No hay ningún estudio científico en este momento o que yo conozca que demuestre que los pacientes con artritis puedan necesitar más agua [que los que no padecen artritis], pero garantizar una hidratación adecuada podría ser más importante en términos de salud articular”, afirma la reumatóloga clínica Magdalena Cadet, doctora y médico adjunto de NYU Langone Health en Nueva York.
Es importante cuidarse y cuidar a los demás durante todo el año, pero especialmente en verano, cuando las temperaturas son altas. He aquí todo lo que hay que saber sobre la deshidratación y la artritis, y cómo asegurarse de beber suficiente agua para controlar el dolor articular y mantenerse a salvo durante el verano.
¿Cuál es la influencia de la edad en la sed y la ingesta de líquidos?
Pruebas recientes sugieren que los hombres y mujeres mayores (i) tienen una osmolalidad basal más alta y, por tanto, un punto de funcionamiento osmótico más alto para la sensación de sed (con poco o ningún cambio en la sensibilidad), y (ii) muestran una disminución de la sed y la saciedad en respuesta a la descarga (hipovolemia) y la carga (hipervolemia) de …
¿Beber más agua ayuda a curar las lesiones?
El agua es lo que ayuda a diluir la sangre y a mover los nutrientes y el oxígeno por el cuerpo. Por eso es fundamental beber mucha agua después de una lesión o intervención quirúrgica, para que estos nutrientes reparadores de las células puedan llegar fácilmente a la zona en recuperación.
¿Beber mucha agua retrasa el envejecimiento?
Un nuevo estudio pone de relieve lo importante que es beber agua. No sólo para su salud actual, sino también para el futuro. Según el estudio, una hidratación adecuada puede retrasar el envejecimiento y reducir el riesgo de enfermedades crónicas. Los Institutos Nacionales de Salud (NIH) analizaron los datos de sodio sérico de 11.000 personas durante 30 años.
Ejemplos de pérdida sensible de agua
La deshidratación puede ser una enfermedad grave relacionada con el calor. También es un peligroso efecto secundario de la diarrea, los vómitos y la fiebre. Los niños y las personas mayores de 60 años son especialmente susceptibles a la deshidratación.
En condiciones normales, todos perdemos agua corporal a diario a través del sudor, las lágrimas, la respiración, la orina y las heces. En una persona sana, esta agua se repone bebiendo líquidos y comiendo alimentos que contengan agua. Cuando una persona enferma con fiebre, diarrea o vómitos, se produce la deshidratación. También ocurre si una persona se expone demasiado al sol y no bebe suficiente agua. Se produce cuando el cuerpo pierde agua y sales corporales esenciales, como el sodio y el potasio.
Si se detecta a tiempo, la deshidratación puede tratarse a menudo en casa bajo la orientación de un profesional sanitario. En los niños, la administración de alimentos y líquidos varía según la causa de la deshidratación, por lo que es importante consultar al pediatra.
En caso de deshidratación moderada, puede ser necesario administrar líquidos por vía intravenosa. Si se detecta a tiempo, una simple rehidratación puede ser eficaz. Los casos de deshidratación grave deben tratarse como una urgencia médica, y es necesaria la hospitalización, junto con líquidos intravenosos. Deben tomarse medidas inmediatas.
Pérdida insensible de agua en adultos
El agua es esencial para la función fisiológica a nivel molecular, celular y sistémico [1, 4]. Por ejemplo, es: El medio en el que se produce el metabolismo; un reactivo y un producto; la base por la que se mantiene el volumen de células, tejidos y órganos; un amortiguador (por ejemplo, para el cerebro); el medio para el transporte de flujo de masa de gases, sustratos, calor, hormonas, etc. un reservorio térmico con una capacidad calorífica específica excepcionalmente alta, capaz de aceptar o liberar grandes cantidades de energía térmica con escasos cambios en la temperatura de los tejidos, y el sustrato para el enfriamiento evaporativo a través del sudor, que contribuye a dotar al ser humano de una versatilidad sin parangón para moverse en entornos calurosos. Una función fisiológica, mental y física subóptima y, en última instancia, la muerte pueden sobrevenir por una ingesta excesiva o inadecuada de agua, pero en ausencia de medicamentos y patologías que provoquen una desregulación de la homeostasis de los fluidos, un comportamiento inadecuado o una disponibilidad insuficiente de agua potable (y sal) es la característica esencial que subyace a estos extremos.
Cantidad de pérdida de agua insensible
El agua ayuda a reponer los líquidos perdidos a través del metabolismo, la respiración, la sudoración y la eliminación de residuos. Ayuda a evitar el sobrecalentamiento, lubrica las articulaciones y los tejidos, mantiene la piel sana y es necesaria para una correcta digestión. Es la bebida sin calorías perfecta para calmar la sed y rehidratar el cuerpo.
El agua es un nutriente esencial a cualquier edad, por lo que una hidratación óptima es un componente clave para gozar de buena salud. El agua representa aproximadamente el 60% del peso corporal de un adulto. Bebemos líquidos cuando sentimos sed, la principal señal que nos avisa de que nuestro cuerpo tiene poca agua. También solemos tomar bebidas con las comidas para facilitar la digestión. Pero a veces no bebemos en función de estos factores, sino de la cantidad que creemos que deberíamos beber. Uno de los refranes más conocidos es el de “8 vasos al día”, pero puede que no sea adecuado para todas las personas.
Hay que tener en cuenta que aproximadamente el 20% de nuestra ingesta total de agua no procede de las bebidas, sino de alimentos ricos en agua como la lechuga, las verduras de hoja verde, los pepinos, los pimientos, la calabaza de verano, el apio, las bayas y los melones.