Cirugía del prolapso discal
La hernia discal vertebral es una lesión del tejido amortiguador y conectivo entre las vértebras, normalmente causada por un esfuerzo excesivo o un traumatismo de la columna vertebral. Puede provocar dolor de espalda, dolor o sensibilidad en distintas partes del cuerpo e incapacidad física. La herramienta diagnóstica más concluyente para la hernia discal es la resonancia magnética, y el tratamiento puede ir desde analgésicos hasta cirugía. La mejor forma de protegerse de una hernia discal es fortalecer el tronco y conocer la mecánica corporal, incluida la postura[1].
La hernia discal se asocia con frecuencia a la degeneración relacionada con la edad del anillo externo, conocido como anillo fibroso, pero normalmente se desencadena por un traumatismo o un esfuerzo al levantar peso o girar[2]. Los desgarros son casi siempre posterolaterales (en los lados posteriores) debido a la estrechez relativa del ligamento longitudinal posterior con respecto al ligamento longitudinal anterior[3]. Un desgarro en el anillo discal puede provocar la liberación de sustancias químicas que causan inflamación, lo que puede provocar dolor intenso incluso en ausencia de compresión de la raíz nerviosa.
¿Puede curarse por sí sola una hernia discal?
Hernia discal (disco deslizado, roto o abultado) Una hernia discal también se conoce como disco deslizado, roto o abultado. Es una de las causas más frecuentes de dolor de cuello, espalda y piernas. La mayoría de las veces, las hernias discales se curan solas o con sencillos cuidados caseros.
¿Qué gravedad tiene una hernia discal?
Una hernia discal grave no tratada puede provocar daños permanentes en los nervios. En casos muy raros, una hernia discal puede cortar los impulsos nerviosos a los nervios cauda equina de la parte baja de la espalda y las piernas. Si esto ocurre, puede perder el control de esfínteres. Otra complicación a largo plazo es la llamada anestesia en silla de montar.
¿Cómo se arregla un prolapso discal?
A la mayoría de las personas con hernia discal en la región lumbar de la columna (parte baja de la espalda) se les ofrece un tratamiento “conservador”, lo que significa que el tratamiento no implica cirugía. Consiste principalmente en ejercicio, relajación y posicionamiento, analgésicos o anestésicos locales y terapia manual y física.
Prolapso discal lumbar
Un hombre de 47 años acude a consulta por una “posible cirugía de columna” tras ser remitido por su quiropráctico. El diagrama de la figura A se incluye en su paquete de admisión. ¿Cuál de las siguientes afirmaciones es más exacta sobre este diagrama?
La figura 1 es la resonancia magnética axial de un varón activo de 32 años que acude a su consulta para que le evalúen una lumbalgia y un dolor en la pierna izquierda de nueva aparición. El dolor comenzó mientras ayudaba a un amigo a mudarse el fin de semana pasado y no ha mejorado. En la exploración física, tiene dificultad para extender el dedo gordo del pie izquierdo y parestesias en la parte anterolateral de la pantorrilla izquierda. ¿Cuál de los siguientes factores es responsable de los síntomas de este paciente?
Un paciente de 44 años presenta dolor en el dorso del pie derecho, pérdida de sensibilidad y debilidad que comenzaron hace 3 semanas después de mover grandes cajas pesadas del apartamento de su amigo. La tos y la maniobra de Valsalva empeoran el dolor. ¿Qué hallazgo de la exploración física sugeriría una parálisis del nervio peroneo en lugar de una radiculopatía de L5?
Síntomas del prolapso discal
Hola. Soy el Dr. Mohamad Bydon, neurocirujano de la Clínica Mayo. En este vídeo, trataremos los aspectos básicos de la hernia discal. ¿Qué es? ¿Quién la padece? Los síntomas, el diagnóstico y el tratamiento. Tanto si busca respuestas para usted como para un ser querido, estamos aquí para ofrecerle la mejor información disponible. La columna vertebral está formada por una pila de huesos conocidos como vértebras, y entre estos huesos hay pequeños discos de goma que actúan como cojines. Tienen un centro o núcleo gelatinoso blando que está recubierto por un exterior gomoso más duro. A veces, el exterior de estos discos de goma puede desgarrarse y el interior blando puede salirse. El resultado es una hernia discal, también conocida como hernia discal o rotura discal. Esta lesión discal puede irritar los nervios cercanos causando dolor, entumecimiento o debilidad en un brazo o una pierna. Muchas personas con hernia discal nunca experimentan síntomas y rara vez es necesaria la cirugía para solucionar el problema. No obstante, existen diversos tratamientos para ayudar a quienes sufren dolor o molestias por una hernia discal.
Más información
Una hernia discal es una afección que puede producirse en cualquier parte de la columna vertebral, pero con mayor frecuencia en la zona lumbar. A veces se denomina abultamiento, protrusión o rotura discal. Es una de las causas más frecuentes de dolor lumbar, así como de dolor en las piernas o ciática.
Médula espinal y nervios. Estos cables eléctricos viajan por el canal espinal llevando mensajes entre el cerebro y los músculos. Las raíces nerviosas se ramifican desde la médula espinal a través de unas aberturas en las vértebras llamadas foramen.
Si la presión continúa, el núcleo gelatinoso puede llegar a atravesar todo el anillo externo del disco o hacer que éste se abombe. Esto ejerce presión sobre la médula espinal y las raíces nerviosas cercanas. No sólo se trata de una compresión mecánica de los nervios, sino que el material del disco también libera irritantes químicos que contribuyen a la inflamación de los nervios. Cuando se irrita una raíz nerviosa, puede aparecer dolor, entumecimiento y debilidad en una o ambas piernas, una afección denominada ciática.
La hernia discal suele ser el resultado del desgaste natural de la columna vertebral debido a la edad. Este proceso se denomina degeneración discal. En niños y adultos jóvenes, los discos tienen un alto contenido en agua. A medida que las personas envejecen, el contenido de agua de los discos disminuye y los discos se vuelven menos flexibles. Los discos empiezan a encogerse y los espacios entre las vértebras se estrechan. Este proceso normal de envejecimiento hace que los discos sean más propensos a herniarse.

















