Cómo curar huesos rotos rápidamente

Una fractura es otro término para referirse a un hueso roto. Cuando hablamos de fracturas, utilizamos ciertos términos para describir dónde está roto el hueso, en qué tipo de patrón, abierto o cerrado y si está desplazado (separado) o angulado. Las fracturas pueden ser no desplazadas (una fisura en el hueso), en espiral, segmentadas o conminutas (múltiples trozos). Cuanta más energía se necesite para romper un hueso, más daño sufrirán el hueso y los tejidos blandos y, por tanto, el riego sanguíneo del hueso.

Cada persona que sufre una fractura se cura de forma diferente. Los factores que influyen en la curación de una fractura, además del tipo y el cuidado de la fractura, dependen de la persona que la sufre. Entre ellos se incluyen la edad, la nutrición, el estado general de salud y el hecho de fumar o no.

El objetivo del tratamiento de las fracturas es restablecer la alineación normal del hueso y la anatomía para que la fractura se cure en la posición correcta. Para ello, a veces es necesario manipular o “fijar” la fractura. Esto suele requerir algún tipo de sedación y / o anestesia y se puede hacer en la oficina, sala de emergencia o, a veces en la sala de operaciones.

¿Qué se considera retraso en la consolidación de una fractura?

Una fractura en la que el hueso produce tejido nuevo, pero lo hace muy lentamente (durante meses), se denomina unión retardada. En algunos casos, el hueso fracturado se cura pero puede no estar completamente recto. Esto se denomina fractura mal unida.

¿Qué es la fase de consolidación de una fractura?

Una vez completado el alargamiento del hueso hasta la longitud prevista, el callo recién formado (nosotros lo llamamos “regenerado”) necesita tiempo para fortalecerse y convertirse en hueso normal con capacidad satisfactoria para soportar peso. Esto se denomina consolidación.

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¿Cuáles son las 4 etapas de la curación de una fractura?

La reparación de un hueso roto consta de cuatro etapas: 1) formación de un hematoma en la rotura, 2) formación de un callo fibrocartilaginoso, 3) formación de un callo óseo y 4) remodelación y adición de hueso compacto.

Proceso de remodelación ósea

La renovación ósea continúa después del nacimiento hasta la edad adulta. La remodelación ósea es la sustitución del tejido óseo viejo por tejido óseo nuevo. Implica los procesos de deposición o producción ósea por parte de los osteoblastos y de resorción ósea por parte de los osteoclastos, que descomponen el hueso viejo. El crecimiento óseo normal requiere vitaminas D, C y A, además de minerales como el calcio, el fósforo y el magnesio. Hormonas como la hormona paratiroidea, la hormona del crecimiento y la calcitonina también son necesarias para el crecimiento y el mantenimiento adecuados de los huesos.

Las tasas de recambio óseo, es decir, el ritmo al que el hueso viejo es sustituido por hueso nuevo, son bastante elevadas, ya que cada semana se recicla entre el cinco y el siete por ciento de la masa ósea. Existen diferencias en las tasas de recambio en las distintas zonas del esqueleto y en las diferentes áreas de un hueso. Por ejemplo, el hueso de la cabeza del fémur puede reemplazarse por completo cada seis meses, mientras que el hueso a lo largo del eje se altera mucho más lentamente.

La remodelación ósea permite que los huesos se adapten a las tensiones volviéndose más gruesos y fuertes cuando están sometidos a ellas. Los huesos que no están sometidos a las tensiones cotidianas normales (por ejemplo, cuando una extremidad está escayolada) empezarán a perder masa.

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Curación de la fractura de Einhorn

Por lo general, el tratamiento de las fracturas óseas consiste en que el médico reduzca (empuje) los huesos desplazados a su sitio mediante reubicación con o sin anestesia, estabilice su posición para favorecer la unión y espere a que se produzca el proceso natural de curación del hueso.

Se ha comprobado que una ingesta adecuada de nutrientes afecta significativamente a la integridad de la reparación de la fractura[1] La edad, el tipo de hueso, el tratamiento farmacológico y la patología ósea preexistente son factores que afectan a la curación. La función de la cicatrización ósea es producir hueso nuevo sin una cicatriz como la que se observa en otros tejidos, lo que supondría una debilidad o deformidad estructural[2].

El proceso de toda la regeneración del hueso puede depender del ángulo de luxación o fractura. Aunque la formación ósea suele abarcar toda la duración del proceso de curación, en algunos casos, la médula ósea dentro de la fractura se ha curado dos o menos semanas antes de la fase final de remodelación[cita requerida].

Aunque la inmovilización y la cirugía pueden facilitar la curación, una fractura se cura en última instancia mediante procesos fisiológicos. El proceso de curación viene determinado principalmente por el periostio (la membrana de tejido conjuntivo que recubre el hueso). El periostio es una fuente de células precursoras que se convierten en condroblastos y osteoblastos, esenciales para la curación del hueso. Otras fuentes de células precursoras son la médula ósea (cuando está presente), el endostio, los pequeños vasos sanguíneos y los fibroblastos[3].

Tiempo de curación de una fractura de brazo

Algunos huesos rotos no se curan aunque reciban el mejor tratamiento quirúrgico o no quirúrgico. En algunos casos, determinados factores de riesgo aumentan las probabilidades de que un hueso no se cure. Cuando un hueso roto no se cura se denomina “no unión”. Una “unión retardada” es cuando una fractura tarda más de lo normal en curarse.

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Las no uniones se producen cuando el hueso carece de la estabilidad adecuada, del flujo sanguíneo o de ambos. También son más probables si el hueso se rompe por una lesión de alta energía, como un accidente de tráfico, porque las lesiones graves suelen afectar al riego sanguíneo del hueso roto.

Los pacientes con no uniones suelen sentir dolor en el lugar de la rotura mucho después de que desaparezca el dolor inicial de la fractura. Este dolor puede durar meses o incluso años. Puede ser constante o producirse sólo cuando se utiliza el brazo o la pierna fracturados.

Para diagnosticar una no unión, el médico utiliza estudios de imagen que proporcionan imágenes detalladas del hueso y los tejidos blandos circundantes. Dependiendo del hueso afectado, estas pruebas pueden incluir radiografías, tomografías computarizadas (TC) y resonancias magnéticas (RM). Los estudios de imagen permiten al médico ver el hueso roto y seguir la evolución de su curación.