Tratamiento de la artrosis
La artrosis es una enfermedad muy común que puede afectar a cualquier articulación del cuerpo. Es más probable que afecte a las articulaciones que soportan la mayor parte de nuestro peso, como las rodillas y los pies. Las articulaciones que utilizamos mucho en la vida diaria, como las articulaciones de la mano, también suelen verse afectadas.
En una articulación sana, una capa de tejido duro pero liso y resbaladizo, llamado cartílago, cubre la superficie de los huesos y ayuda a que éstos se muevan libremente unos contra otros. Cuando una articulación desarrolla artrosis, parte del cartílago se adelgaza y la superficie se vuelve más rugosa. Esto significa que la articulación no se mueve tan suavemente como debería.
Cuando el cartílago se desgasta o se daña, todos los tejidos de la articulación se vuelven más activos de lo normal, ya que el organismo intenta reparar el daño. Los procesos de reparación pueden cambiar la estructura de la articulación, pero a menudo permiten que la articulación funcione con normalidad y sin dolor ni rigidez. Casi todos nosotros desarrollaremos artrosis en alguna de nuestras articulaciones a medida que envejecemos, aunque puede que ni siquiera seamos conscientes de ello.
¿Cómo prevenir la rotura y el desgaste del cartílago?
Elija ejercicios de bajo impacto para proteger el cartílago de las rodillas. Las actividades cardiovasculares como el ciclismo (en una bicicleta correctamente ajustada) y la natación pueden ayudar a mantener sano el cartílago de la rodilla y prevenir daños futuros. Acuda inmediatamente al médico si tiene la rodilla hinchada. Puede indicar que el cartílago está dañado.
¿Cómo se previenen los daños en el cartílago de la rodilla?
Por un lado, el movimiento es importante para los procesos metabólicos del cartílago articular. Además, el ejercicio puede fortalecer los músculos, mejorar la estabilidad de la articulación y aumentar la amplitud de movimiento. Esto no sólo protege la rodilla, sino que también ayuda en la vida cotidiana, por ejemplo, al subir escaleras o levantarse de una silla.
¿Qué causa el deterioro del cartílago en la artrosis?
El uso de una articulación provoca el desgaste y, a la larga, la degeneración del cartílago que recubre los huesos donde se unen en la articulación. Esta pérdida de cartílago protector provoca la inflamación articular conocida como artrosis, ya que el hueso empieza a rozar directamente contra el hueso.
Síntomas de la artrosis
La artrosis (OA), también conocida como enfermedad articular degenerativa, es la forma más común de artritis. Es una afección dolorosa que se produce cuando el cartílago del interior de una articulación se desgasta con el paso del tiempo. En la mayoría de los casos, este desgaste es consecuencia de toda una vida de uso, y las personas la padecen a partir de los 50 años. Sin embargo, las personas más jóvenes pueden padecerla a una edad temprana como consecuencia de una lesión en la articulación. También conocida como artritis postraumática, esta forma de artrosis se desarrolla tras una lesión como una fractura, una luxación de hombro o un desgarro del manguito rotador.
El uso de una articulación provoca el desgaste y la degeneración final del cartílago que recubre los huesos donde se unen en la articulación. Esta pérdida de cartílago protector provoca la inflamación articular conocida como artrosis, ya que el hueso empieza a rozar directamente contra el hueso.
El cartílago es un tejido suave y esponjoso que recubre los extremos de los huesos donde se unen para formar las articulaciones. En articulaciones como codos, rodillas, hombros, tobillos y nudillos, el cartílago actúa como amortiguador, amortiguando los huesos y evitando que sus extremos se toquen durante el movimiento corporal. Esto permite que una persona se retuerza, se doble, gire y tenga un amplio rango de movimiento. Cuanto más envejecemos, más se deteriora el cartílago, sobre todo en las articulaciones que utilizamos con más frecuencia. Es similar al desgaste de las pastillas de freno de un coche. Cuando el cartílago se degrada, los huesos no reciben la amortiguación adecuada y la articulación se daña. El resultado es dolor, rigidez y reducción de la amplitud de movimiento.
Osteoartritis dedo
Además del envejecimiento natural e inevitable de las articulaciones de la rodilla, hay otros factores que pueden hacerle más susceptible al dolor. La artrosis, las lesiones, el exceso de peso corporal y la falta de fuerza y flexibilidad muscular pueden causar o contribuir a los problemas de rodilla.
La artrosis es el tipo más común de artritis. Con esta enfermedad degenerativa, el cartílago que amortigua las articulaciones se rompe y puede causar dolor, inmovilidad, rigidez e hinchazón. Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades calculan que más de 32,5 millones de adultos en Estados Unidos padecen artrosis.
Ya se trate de un traumatismo previo o de un esfuerzo repetitivo por arrodillarse, correr, etc., las lesiones de rodilla también pueden provocar dolor agudo, sordo, recurrente o crónico. Si no se trata, la lesión puede acabar convirtiéndose en artrosis.
La sobrecarga de las articulaciones que soportan peso, como las rodillas, también aumenta el riesgo de padecer dolor de rodilla. El exceso de peso corporal no sólo acelera el deterioro de las articulaciones, sino que también aumenta el riesgo de padecer artrosis.
Osteoartritis de rodilla
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La artritis es una enfermedad que provoca dolor e inflamación en las articulaciones. Existen unos 100 tipos diferentes de artritis. Una articulación es un lugar del cuerpo donde se unen dos huesos. La artritis también puede afectar a otros tejidos corporales cercanos a las articulaciones. Esto incluye músculos, tendones y ligamentos. En algunas formas de artritis, todo el cuerpo puede presentar síntomas.
La osteoartritis (OA) es el tipo más común de artritis. A veces se denomina enfermedad articular degenerativa o artritis por desgaste. En la osteoartritis, el cartílago de las articulaciones se desgasta. El cartílago recubre los extremos de los huesos y actúa como amortiguador. Si el cartílago se desgasta demasiado, el hueso roza con el hueso. Las alteraciones articulares de la osteoartritis provocan dolor, rigidez y dificultad de movimiento.