Ejercicios para el síndrome de estrés de la tibia medial
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Es posible que atribuya el dolor de cuello o espalda a músculos cansados o articulaciones rígidas. Pero estos síntomas también pueden estar causados por una parte de su cuerpo de la que probablemente no haya oído hablar: la fascia. Hasta hace poco, se prestaba muy poca atención a esta red de tejido que recorre todo el cuerpo, a pesar de que desempeña un papel fundamental en todos los movimientos que realizamos.
La fascia es una fina capa de tejido conjuntivo que rodea y mantiene en su sitio todos los órganos, vasos sanguíneos, huesos, fibras nerviosas y músculos. Este tejido no sólo proporciona estructura interna, sino que tiene nervios que lo hacen casi tan sensible como la piel. Cuando se estresa, se tensa.
Aunque la fascia parece una sola hoja de tejido, en realidad está formada por varias capas con un líquido intermedio llamado hialuronano. Está diseñada para estirarse cuando te mueves. Pero hay ciertas cosas que hacen que la fascia se vuelva más gruesa y pegajosa. Cuando se seca y se tensa alrededor de los músculos, puede limitar la movilidad y provocar la aparición de nudos dolorosos.
¿Ayuda masajear las espinillas?
Si padece dolor de espinillas, la terapia de masajes puede ayudarle a aliviar el dolor. Los movimientos profundos del tejido liberan la tensión acumulada, lo que alivia el dolor y evita la acumulación de tejido cicatricial.
¿Es bueno caminar para los dolores de espinilla?
La mayoría de los casos de síndrome de estrés de la tibia pueden tratarse con reposo, hielo y calzado adecuado. Tómate un descanso en tus ejercicios de caminar o correr para dar tiempo a que se curen tus espinillas. Puedes mantenerte activo realizando ejercicios sin carga de peso, como nadar o montar en bicicleta, si no te causan dolor. Aplicar hielo en las espinillas puede reducir el dolor.
¿Hay que masajear una distensión en la pantorrilla?
También debe aplicarse el protocolo No HARM: nada de calor, nada de alcohol, nada de correr ni de actividad física, y nada de masajes. Esto garantizará la disminución de la hemorragia y la inflamación en la zona lesionada.
Distensión en la pantorrilla
Una distensión de pantorrilla es una lesión del músculo gastrocnemio. Cuando un músculo sufre una distensión, se estira demasiado. Las distensiones menos graves estiran el músculo más allá de su recorrido normal. Las distensiones más graves desgarran las fibras musculares e incluso pueden provocar un desgarro completo del músculo.
Los músculos de la pantorrilla suelen sufrir distensiones al correr o caminar, ya que su función es controlar el hueso del talón y, por lo tanto, son más activos durante la fase de impulso al caminar y correr.
Las distensiones de pantorrilla son más frecuentes en hombres de entre 30 y 50 años. Por lo general, las personas que sufren una distensión de pantorrilla notan un dolor repentino y agudo en la parte posterior de la pierna; a menudo acaban de reanudar el ejercicio después de mucho tiempo.
El músculo que se lesiona con más frecuencia cuando se produce una distensión de pantorrilla es el gastrocnemio medial. Este músculo se encuentra en la cara interna de la parte posterior de la pierna. La lesión suele producirse justo por encima del punto medio de la pierna (entre la rodilla y el tobillo). Esta zona de la pantorrilla se vuelve sensible y se hincha cuando se produce una distensión muscular.
Síndrome de estrés de la tibia medial
El síndrome de estrés de la tibia medial es una lesión de la parte inferior de la pierna que suele afectar a los deportistas. Generalmente, los síntomas incluyen dolor en las superficies anterolateral o posteromedial de la espinilla. Se ha investigado mucho sobre el tratamiento y la prevención del síndrome de estrés de la tibia y, basándose en una amplia investigación, se han propuesto varias hipótesis sobre su fisiopatología; sin embargo, la causa exacta del síndrome de estrés de la tibia sigue siendo desconocida. Este artículo explica la anatomía de la parte inferior de la pierna y la biomecánica de la marcha. Presenta las posibles etiologías y factores de riesgo del síndrome de estrés tibial, y revisa las opciones de tratamiento y prevención. Su conclusión, basada en una amplia revisión bibliográfica, revela que la mayoría de los casos de síndrome de estrés de la tibia responden favorablemente a los cuidados conservadores. Dichos cuidados suelen incluir ejercicios en casa, modificaciones del entrenamiento y del equipamiento, y tratamiento por parte de un profesional cualificado. Sin embargo, en los casos más avanzados puede ser necesaria la cirugía.
El síndrome de estrés de la tibia es una de las lesiones de las extremidades inferiores inducidas por el ejercicio más frecuentes en atletas que participan en actividades que requieren carreras y/o saltos rápidos o prolongados.1 Entre estas actividades se incluyen el atletismo, el fútbol, el baloncesto, el voleibol, el entrenamiento militar básico y las carreras de larga distancia.7-11
Rehabilitación del desgarro del músculo gastrocnemio
El dolor de espinillas es una afección que causa dolor y a veces hinchazón en la parte delantera de la parte inferior de la pierna (espinilla). Lo más probable es que el dolor se deba a la tensión repetida en el hueso de la espinilla (tibia) y el tejido que conecta el músculo con la tibia. Son frecuentes en personas que corren o trotan. Las actividades en las que se corre o salta sobre superficies duras, como el baloncesto o el tenis, también pueden provocar esta dolorosa afección.
Cuando notes el dolor por primera vez, puede que sea al principio del entrenamiento y lo sientas como un dolor sordo o una molestia. Si no se trata, el dolor puede agudizarse y durar hasta que se deja de hacer ejercicio. En casos graves, el dolor puede continuar incluso después de terminar el ejercicio.
Pregunta a tu médico si puedes tomar medicamentos sin receta. Por ejemplo, el ibuprofeno (como Advil o Motrin) o el naproxeno (como Aleve) pueden ayudar a aliviar el dolor y la hinchazón. El paracetamol (como Tylenol) ayuda a aliviar el dolor. Utiliza los medicamentos con precaución. Lee y sigue todas las instrucciones de la etiqueta.
Cuando te sientas mejor, no retomes tu rutina de ejercicios demasiado rápido. Empiece despacio y aumente poco a poco la frecuencia y la duración del ejercicio. Si empiezas demasiado rápido, el dolor puede reaparecer.