Síntomas de la hernia discal

Un disco “deslizado” o “roto” es en realidad una hernia discal, fuente habitual de dolor en el cuello, la zona lumbar, los brazos o las piernas. Los discos son almohadillas blandas y gomosas que se encuentran entre los huesos duros (vértebras) que forman la columna vertebral. El canal raquídeo es un espacio hueco en medio de la columna vertebral que contiene la médula espinal y otras raíces nerviosas. Los discos situados entre las vértebras permiten flexionar o doblar la espalda. Los discos también actúan como amortiguadores.

Los discos de la columna lumbar están formados por un grueso anillo externo de cartílago (anillo) y una sustancia interna gelatinosa (núcleo). En la columna cervical (cuello), los discos son similares pero de menor tamaño.

Un disco se hernia o se rompe cuando parte del núcleo central empuja a través del borde exterior del disco hacia el canal espinal. Esto ejerce presión sobre los nervios. Los nervios raquídeos son muy sensibles incluso a una ligera presión, lo que puede provocar dolor, entumecimiento o debilidad en una o ambas piernas.

¿Cuál es el mejor tratamiento para la hernia discal lumbar?

El tratamiento con reposo, analgésicos, inyecciones en la columna vertebral y fisioterapia es el primer paso para la recuperación. La mayoría de las personas mejoran en 6 semanas y vuelven a la actividad normal. Si los síntomas persisten, puede recomendarse la cirugía.

¿Cuál es el tratamiento más habitual para las hernias discales?

Una hernia discal suele tratarse con antiinflamatorios no esteroideos si el dolor es leve o moderado. Se puede realizar una inyección epidural de esteroides utilizando una aguja espinal guiada por rayos X para dirigir la medicación al nivel exacto de la hernia discal.

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¿Se puede curar la hernia discal lumbar?

Las hernias discales mejoran por sí solas con el tiempo o con tratamiento no quirúrgico en 9 de cada 10 personas. Si otros tratamientos no alivian los síntomas, el médico puede recomendar una intervención quirúrgica.

Hernia discal – deutsch

En la gran mayoría de los casos, el dolor remite en seis semanas. Pero a pesar de su corta duración, el dolor puede ser insoportable y dificultar la participación en las actividades y responsabilidades cotidianas. Para algunos, el dolor puede llegar a ser crónico y/o debilitante.

Es frecuente que una hernia discal presione o inflame un nervio cercano, provocando que el dolor se irradie a lo largo del nervio. Una hernia discal lumbar es la causa más común de ciática, dolor de pierna a lo largo del nervio ciático que desciende por la parte posterior de la pierna.

Esta presión e inflamación de los nervios al final de la columna vertebral puede provocar parálisis y otros trastornos permanentes si se retrasa el tratamiento. Si se presentan estos síntomas, es necesario un tratamiento médico de urgencia, que puede incluir pruebas y cirugía.

Los síntomas atribuidos a una hernia discal lumbar pueden tener otras causas. Para determinar el origen del dolor y otros síntomas suele ser necesario un examen físico completo, una evaluación médica y, en ocasiones, pruebas de diagnóstico por imagen.

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Disco lumbar deutsch

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La columna vertebral (también llamada columna vertebral o espina dorsal) está formada por 33 huesos conocidos como vértebras (en plural, vértebras). Cada vértebra está separada de las vértebras adyacentes por discos intervertebrales, un tejido conjuntivo esponjoso pero resistente. Los discos intervertebrales, junto con los ligamentos y las articulaciones facetarias, conectan las vértebras individuales para ayudar a mantener la alineación y curvatura normales de la columna vertebral, al tiempo que permiten el movimiento.

En el centro de la columna vertebral hay un canal abierto llamado canal raquídeo. La médula espinal y los nervios raquídeos se encuentran en el canal raquídeo, donde están rodeados de líquido cefalorraquídeo y protegidos por la fuerte columna vertebral. A cada lado de la columna vertebral, unas pequeñas aberturas entre vértebras adyacentes llamadas forámenes permiten que las raíces nerviosas entren y salgan del canal raquídeo.

Tratamiento de la hernia discal

La hernia discal vertebral es una lesión del tejido amortiguador y conectivo entre las vértebras, normalmente causada por un esfuerzo excesivo o un traumatismo de la columna vertebral. Puede provocar dolor de espalda, dolor o sensibilidad en distintas partes del cuerpo e incapacidad física. La herramienta diagnóstica más concluyente para la hernia discal es la resonancia magnética, y el tratamiento puede ir desde analgésicos hasta cirugía. La mejor forma de protegerse de una hernia discal es fortalecer el tronco y conocer la mecánica corporal, incluida la postura[1].

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La hernia discal se asocia con frecuencia a la degeneración relacionada con la edad del anillo externo, conocido como anillo fibroso, pero normalmente se desencadena por un traumatismo o un esfuerzo al levantar peso o girar[2]. Los desgarros son casi siempre posterolaterales (en los lados posteriores) debido a la estrechez relativa del ligamento longitudinal posterior con respecto al ligamento longitudinal anterior[3]. Un desgarro en el anillo discal puede provocar la liberación de sustancias químicas que causan inflamación, lo que puede provocar dolor intenso incluso en ausencia de compresión de la raíz nerviosa.