Ejercicios para la tortícolis congénita
La tortícolis muscular congénita, también llamada cuello torcido o cuello torcido, es una afección en la que un bebé mantiene la cabeza inclinada hacia un lado y tiene dificultades para girar la cabeza hacia el lado opuesto.
En la tortícolis congénita, el músculo que se extiende por el lateral del cuello -el músculo esternocleidomastoideo- está tenso y acortado. En la mayoría de los bebés, los ejercicios de estiramiento y los cambios sencillos en la forma de sujetar o colocar al bebé alargan gradualmente el músculo y corrigen el problema.
La tortícolis muscular congénita aparece al nacer o poco después. Suele descubrirse en las primeras 6 a 8 semanas de vida, cuando el recién nacido empieza a controlar mejor la cabeza y el cuello.
La tortícolis también puede desarrollarse más tarde, en la infancia y la niñez, e incluso en adultos. Este tipo de tortícolis se denomina tortícolis “adquirida” y puede estar asociada a diversas afecciones que requieren un tratamiento especializado. La tortícolis adquirida no se trata en este artículo.
Se desconoce la causa de la tortícolis muscular congénita, pero puede estar relacionada con una posición anómala (de nalgas, por ejemplo) o con el “apiñamiento” del bebé en el útero. Esto provoca una lesión en el músculo del cuello que cicatriza al curarse. La cantidad de cicatriz en el músculo determina lo tenso que está el músculo.
¿La tortícolis congénita desaparece?
La tortícolis muscular congénita suele desaparecer por sí sola al año de edad. Durante este tiempo, los ejercicios ayudan a estirar el músculo. Su hijo puede acudir a un fisioterapeuta (PT) para realizar estiramientos.
¿Cuáles son las causas de la tortícolis congénita?
Se desconoce la causa de la tortícolis muscular congénita, pero puede estar relacionada con una posición anómala (de nalgas, por ejemplo) o con el “apiñamiento” del bebé mientras está en el útero. Esto provoca una lesión en el músculo del cuello que cicatriza al curarse.
¿Es la tortícolis congénita un defecto de nacimiento?
La tortícolis congénita es un defecto de nacimiento en el que la cabeza se inclina al nacer o poco después. Los defectos congénitos, también llamados anomalías congénitas, son anomalías físicas que se producen antes del nacimiento del bebé.
Ortobulillas para tortícolis congénita
La tortícolis muscular congénita es una afección en la que el músculo del cuello de un bebé se acorta provocando la torsión del cuello. Congénito significa presente al nacer y tortícolis significa cuello torcido. A veces se denomina “cuello de tortuga”.
La tortícolis muscular congénita puede producirse tras un parto difícil, sobre todo si el bebé nace de nalgas. Durante el parto, si el músculo esternocleidomastoideo, el músculo del cuello que se extiende desde la mandíbula (mastoides) hasta la clavícula (clavícula) y el esternón, se estira o se tira de él, puede desgarrarse, provocando hemorragias y hematomas dentro del músculo. El músculo lesionado desarrolla fibrosis (tejido cicatricial) que hace que el músculo se acorte y se tense, tirando de la cabeza del bebé hacia un lado. La fibrosis forma una masa o bulto que a veces puede palparse en un lado del cuello.
La tortícolis muscular congénita puede ser visible al nacer o puede no hacerse evidente hasta varias semanas después. A continuación se enumeran los síntomas más frecuentes de la tortícolis muscular congénita. Sin embargo, cada niño puede experimentar los síntomas de forma diferente. Los síntomas pueden incluir:
Tortícolis congénita adultos
La tortícolis muscular congénita, también llamada cuello torcido o cuello torcido, es una afección en la que un bebé mantiene la cabeza inclinada hacia un lado y tiene dificultades para girar la cabeza hacia el lado opuesto.
En la tortícolis congénita, el músculo que se extiende por el lateral del cuello -el músculo esternocleidomastoideo- está tenso y acortado. En la mayoría de los bebés, los ejercicios de estiramiento y los cambios sencillos en la forma de sujetar o colocar al bebé alargan gradualmente el músculo y corrigen el problema.
La tortícolis muscular congénita aparece al nacer o poco después. Suele descubrirse en las primeras 6 a 8 semanas de vida, cuando el recién nacido empieza a controlar mejor la cabeza y el cuello.
La tortícolis también puede desarrollarse más tarde, en la infancia y la niñez, e incluso en adultos. Este tipo de tortícolis se denomina tortícolis “adquirida” y puede estar asociada a diversas afecciones que requieren un tratamiento especializado. La tortícolis adquirida no se trata en este artículo.
Se desconoce la causa de la tortícolis muscular congénita, pero puede estar relacionada con una posición anómala (de nalgas, por ejemplo) o con el “apiñamiento” del bebé en el útero. Esto provoca una lesión en el músculo del cuello que cicatriza al curarse. La cantidad de cicatriz en el músculo determina lo tenso que está el músculo.
Síntomas de la tortícolis congénita
La tortícolis es una rigidez de cuello que dificulta o hace doloroso girar la cabeza. En niños mayores y adultos, puede producirse después de dormir en una postura extraña. Los bebés pueden nacer con tortícolis, pero la afección es un poco diferente y no es dolorosa.
Un bebé puede nacer con un tipo de tortícolis denominado tortícolis muscular congénita. A la mayoría no les duele. Y el problema suele mejorar con simples cambios de postura o ejercicios de estiramiento realizados en casa.
Los médicos no saben por qué algunos bebés nacen con tortícolis y otros no. Puede deberse a que el bebé esté apretado dentro del útero o en una posición inusual (por ejemplo, de nalgas, cuando las nalgas del bebé miran hacia el canal del parto).
Estos factores pueden ejercer presión sobre el músculo esternocleidomastoideo (MEC) del bebé. Este músculo, de gran tamaño y con forma de cuerda, se extiende a ambos lados del cuello, desde la parte posterior de las orejas hasta la clavícula. Una presión excesiva en un lado del MEC puede hacer que se contraiga, lo que dificulta al bebé girar el cuello.