Ejercicios para la radiculopatía cervical
La espasticidad es la tensión o contracción incontrolada de los músculos que es común en individuos con lesiones medulares. Aproximadamente entre el 65% y el 78% de la población con LME presenta algún grado de espasticidad, y es más frecuente en las lesiones cervicales (cuello) que en las torácicas (tórax) y lumbares (parte inferior de la espalda).
Los nervios de la médula espinal y el cerebro forman un complejo circuito de comunicación que controla los movimientos de nuestro cuerpo. La información sobre sensaciones o procesos como el tacto, el movimiento o el estiramiento muscular se envía por la médula espinal hasta el cerebro. En respuesta, el cerebro interpreta la señal y envía las órdenes necesarias a la médula espinal para que el cuerpo reaccione. La reacción del cuerpo, como apartarse bruscamente de un objeto caliente, es un reflejo y se produce de forma rápida y automática.
Tras una lesión medular, el flujo normal de señales se interrumpe y el mensaje no llega al cerebro. En su lugar, las señales se devuelven a las células motoras de la médula espinal y provocan un espasmo muscular reflejo. Esto puede dar lugar a una contracción, sacudida o rigidez del músculo.
¿Puede la estenosis cervical causar dolor muscular?
Síntomas comunes de la estenosis foraminal cervical
Los síntomas de la estenosis foraminal cervical pueden incluir uno o más de los siguientes: Dolor de cuello que puede ir desde un dolor general a intenso o ardor. Rigidez de cuello o reducción de la amplitud de movimiento debido al dolor de cuello, hinchazón y/o espasmos musculares.
¿Qué nervio se ve afectado en la hernia discal C5 C6?
En el caso de una hernia discal cervical C5-C6, se ejerce presión sobre la raíz nerviosa C6. Este es uno de los niveles más comunes de la columna cervical en el que se producen hernias discales.
¿Cómo se trata una hernia discal C6-C7?
Tiempo de recuperación de una hernia discal C6-C7
Para los síntomas leves pueden bastar procedimientos no quirúrgicos. Entre ellos se incluyen la fisioterapia, la mejora de la postura o la medicación de venta libre para reducir el dolor. Para casos importantes, pueden aplicarse inyecciones y diversos procedimientos quirúrgicos.
Tratamiento de la estenosis foraminal cervical
La estenosis foraminal cervical puede presentar muchos síntomas, desde un leve dolor de cuello hasta un dolor intenso y debilitante que se extiende hasta el brazo. Los síntomas específicos pueden variar en función de qué raíz nerviosa espinal esté comprimida y de la gravedad de la estenosis.
Los síntomas de la estenosis foraminal cervical suelen ser unilaterales, es decir, se manifiestan en un brazo y no en ambos. Cuando los agujeros foraminales de ambos lados del cuello están estrechados y afectan a las raíces nerviosas de cada lado de la columna cervical, los síntomas pueden ser bilaterales (ambos lados). Cuando se experimentan déficits neurológicos en ambos lados del cuerpo, también podría ser un signo de mielopatía (compresión de la médula espinal).
Cuando se experimenta hormigueo inexplicable, entumecimiento y/o debilidad en el hombro, brazo o mano, se requiere atención médica inmediata. Cualquier signo o síntoma relacionado con la compresión o inflamación nerviosa, como entumecimiento o debilidad, puede beneficiarse de un tratamiento precoz antes de que el daño nervioso empeore o se convierta en permanente. Además, cualquier dolor de cuello inexplicable que no mejore en un par de semanas, o un dolor intenso que interfiera con las actividades cotidianas, debe ser evaluado por un médico.
Hernia discal en la columna cervical
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La columna vertebral (también llamada columna vertebral o espina dorsal) está formada por 33 huesos conocidos como vértebras (en plural, vértebras). Cada vértebra está separada de las vértebras adyacentes por discos intervertebrales, un tejido conjuntivo esponjoso pero resistente. Los discos intervertebrales, junto con los ligamentos y las articulaciones facetarias, conectan las vértebras individuales para ayudar a mantener la alineación y curvatura normales de la columna vertebral, al tiempo que permiten el movimiento.
En el centro de la columna vertebral hay un canal abierto llamado canal raquídeo. La médula espinal y los nervios raquídeos se encuentran en el canal raquídeo, donde están rodeados de líquido cefalorraquídeo y protegidos por la fuerte columna vertebral. A cada lado de la columna vertebral, unas pequeñas aberturas entre vértebras adyacentes llamadas forámenes permiten que las raíces nerviosas entren y salgan del canal raquídeo.
Fusión discal C5 c6
La columna vertebral está formada por muchos huesos llamados vértebras. La médula espinal desciende por un canal situado en el centro de estos huesos. La médula espinal es un haz de nervios que transporta mensajes entre el cerebro y el resto del cuerpo para el movimiento y la sensibilidad.
La lesión medular aguda (LME) se debe a una lesión traumática que magulla, desgarra parcialmente o desgarra por completo la médula espinal. La LME es una causa frecuente de discapacidad permanente y muerte en niños y adultos.
Algunas personas corren más riesgo de sufrir una LME que otras. La edad media en el momento de la lesión ha aumentado en las últimas décadas y actualmente es de 42 años. La mayoría de las personas que sufren LME son varones. Los blancos no hispanos tienen más riesgo de sufrir una LME que cualquier otro grupo étnico.
Inmediatamente después de una lesión medular, la columna vertebral puede estar en estado de shock. Esto provoca la pérdida o disminución de la sensibilidad, el movimiento muscular y los reflejos. Pero, a medida que disminuye la inflamación, pueden aparecer otros síntomas dependiendo de la localización de la lesión.
Por lo general, cuanto más arriba esté el nivel de la lesión en la médula espinal, más graves serán los síntomas. Por ejemplo, una lesión en el cuello, en la primera y segunda vértebras de la columna vertebral (C1, C2) o en las vértebras cervicales medias (C3, C4 y C5) afecta a los músculos respiratorios y a la capacidad de respirar. Una lesión inferior, en las vértebras lumbares, puede afectar al control nervioso y muscular de la vejiga, el intestino y las piernas, así como a la función sexual.