Diferencia miedo y ansiedad
Culpa a tu sistema nervioso autónomo. Se trata de un sistema del cuerpo que no controlamos conscientemente, pero que regula aspectos como el ritmo cardíaco, la respiración, la micción y la función sexual. También es el sistema que reacciona ante una amenaza física. El sistema nervioso autónomo produce la respuesta de lucha o huida, diseñada para ayudarle a defenderse o huir del peligro.
Para algunas personas, esta situación es el inicio de un círculo vicioso. “La ansiedad y el estrés producen por sí mismos estos síntomas físicos y, además, tu reacción a esos síntomas puede empeorarlos. Cuanto más te concentras en ellos, más te alarmas y más intensos se vuelven tus síntomas”, dice el Dr. Barsky. “Puede descontrolarse mucho y volverse tan incómodo que quizá no puedas hacer mucho más que sentarte y preocuparte”.
Es posible que te obsesiones tanto con los efectos físicos de tu estado de ansiedad que ni siquiera te des cuenta de que, para empezar, estabas ansioso, dice el Dr. Barsky. Entonces, ¿cómo saber si la ansiedad es la causa de los síntomas? Y si es así, ¿cómo puede sentirse mejor? El Dr. Barsky ofrece algunos consejos para ayudarle a interrumpir este ciclo.
¿Cuál es la principal diferencia entre estrés y ansiedad?
Las personas sometidas a estrés experimentan síntomas mentales y físicos, como irritabilidad, ira, fatiga, dolor muscular, problemas digestivos y dificultad para dormir. La ansiedad, por su parte, se define por preocupaciones persistentes y excesivas que no desaparecen ni siquiera en ausencia de un factor estresante.
¿Cómo afectan el estrés y la ansiedad a su organismo?
De hecho, los síntomas del estrés pueden afectar a su cuerpo, a sus pensamientos y sentimientos, y a su comportamiento. Ser capaz de reconocer los síntomas comunes del estrés puede ayudarle a controlarlos. El estrés descontrolado puede contribuir a muchos problemas de salud, como hipertensión, cardiopatías, obesidad y diabetes.
¿Qué se siente y cómo afecta la ansiedad al organismo?
Sentirse nervioso, inquieto o tenso. Tener una sensación de peligro inminente, pánico o fatalidad. Aumento de la frecuencia cardíaca. Respirar rápidamente (hiperventilación).
Trastorno de ansiedad
Existen pruebas convincentes de que el estrés y la ansiedad modifican la forma en que evaluamos el riesgo y el beneficio de una opción y de que influyen notablemente en nuestras decisiones (Kudielka et al., 2009; Pittig et al., 2015). Ambos ocupan recursos cognitivos durante el procesamiento de la información (Botvinick et al., 2001) y pueden dificultar el procesamiento adaptativo de conflictos tanto emocionales como cognitivos que podrían, por ejemplo, dar lugar a tiempos de respuesta más largos (por ejemplo, Etkin y Schatzberg, 2011; Larson et al., 2013). Aunque comparten un patrón similar de reacciones fisiológicas (Dickerson y Kemeny, 2004), difieren en la interpretación de la situación (Sarason, 1984). Mientras que el estrés surge cuando un organismo se enfrenta a demandas de sobreesfuerzo (Koolhaas et al., 2011), la ansiedad es una consecuencia emocional de la amenaza percibida (véase Rosen y Schulkin, 1998).
A pesar de su relevancia documentada, se sabe poco sobre los efectos específicos y mutuos del estrés y la ansiedad en la conducta de asunción de riesgos, especialmente en las decisiones en las que las motivaciones de aproximación-evitación compiten entre sí. Dado que la ansiedad es la motivación más importante para la conducta de evitación (Hofmann et al., 2008) y el estrés es común en muchas situaciones de la vida cotidiana (McEwen, 2008), resulta de especial interés investigar ambos estados en el contexto de un conflicto de aproximación-evitación.
Cómo afrontar el estrés y la ansiedad
Los síntomas del estrés pueden estar afectando a su salud, aunque usted no se dé cuenta. Puede que piense que la enfermedad es la culpable de ese irritante dolor de cabeza, de su frecuente insomnio o de su menor productividad en el trabajo. Pero, en realidad, el estrés puede ser la causa.
De hecho, los síntomas del estrés pueden afectar a su cuerpo, sus pensamientos y sentimientos, y su comportamiento. Ser capaz de reconocer los síntomas comunes del estrés puede ayudarle a controlarlos. El estrés que no se controla puede contribuir a muchos problemas de salud, como la hipertensión, las cardiopatías, la obesidad y la diabetes.
Intente encontrar formas activas de controlar el estrés. Las formas inactivas de controlar el estrés, como ver la televisión, navegar por Internet o jugar a videojuegos, pueden parecer relajantes, pero pueden aumentar el estrés a largo plazo.
Si no está seguro de si el estrés es la causa o si ha tomado medidas para controlarlo pero sus síntomas continúan, consulte a su médico. Es posible que el médico quiera comprobar otras posibles causas. O considere la posibilidad de acudir a un consejero o terapeuta profesional, que puede ayudarle a identificar las fuentes de su estrés y a aprender nuevas herramientas de afrontamiento.
Qué es el estrés
La mayoría de las personas experimentan estrés y ansiedad en algún momento de su vida. Dependiendo de su gravedad, pueden afectar negativamente a la calidad de vida. Aunque el estrés y la ansiedad comparten muchos de los mismos síntomas emocionales y físicos -inquietud, tensión, dolores de cabeza, hipertensión y pérdida de sueño-, tienen orígenes muy diferentes. Determinar cuál de ellos se padece es fundamental para encontrar un plan de tratamiento eficaz y sentirse mejor.
Por lo general, el estrés es una respuesta a una causa externa, como un plazo ajustado en el trabajo o una discusión con un amigo, y remite una vez resuelta la situación. Dado que el estrés está causado por factores externos, afrontarlos de frente puede ayudar. Si el estrés es crónico y prolongado, hay muchas formas de controlar y reducir los síntomas: actividad física, ejercicios de respiración, sueño adecuado y tiempo para conectar con los demás.
La ansiedad es la reacción específica de una persona al estrés; su origen es interno. La ansiedad suele caracterizarse por una “sensación persistente de aprensión o temor” ante situaciones que no son realmente amenazantes. A diferencia del estrés, la ansiedad persiste incluso después de que haya pasado la preocupación. En los casos más graves, la ansiedad puede derivar en un trastorno de ansiedad, el problema de salud mental más frecuente en EE.UU. Los trastornos de ansiedad se clasifican de diversas formas: ansiedad generalizada, trastorno de pánico, fobias, ansiedad social, trastorno obsesivo-compulsivo y trastorno de estrés postraumático (TEPT).