Prótesis de rodilla
La prótesis de rodilla, también conocida como artroplastia de rodilla, es un procedimiento quirúrgico para sustituir las superficies que soportan el peso de la articulación de la rodilla con el fin de aliviar el dolor y la discapacidad, que se ofrece con mayor frecuencia cuando el dolor articular no disminuye con medidas conservadoras[1][2] y también para otras enfermedades de la rodilla como la artritis reumatoide y la artritis psoriásica. En pacientes con deformidad grave por artritis reumatoide avanzada, traumatismos u osteoartritis de larga duración, la cirugía puede ser más complicada y conllevar un mayor riesgo. La osteoporosis no suele causar dolor, deformidad o inflamación de la rodilla y no es motivo para realizar una artroplastia de rodilla.
La artroplastia de rodilla puede realizarse como artroplastia parcial o total[3]. En general, la cirugía consiste en sustituir las superficies articulares enfermas o dañadas de la rodilla por componentes metálicos y plásticos moldeados para permitir el movimiento continuado de la rodilla.
La operación suele conllevar un dolor postoperatorio considerable e incluye una rehabilitación física enérgica. El periodo de recuperación puede ser de 12 semanas o más y puede implicar el uso de ayudas para la movilidad (por ejemplo, andadores, bastones, muletas) para permitir que el paciente recupere la movilidad anterior a la operación[4] Se calcula que aproximadamente el 82% de las prótesis totales de rodilla durarán 25 años[5].
¿Cómo se realiza una operación de prótesis de rodilla?
El cirujano realiza un corte en la parte delantera de la rodilla para exponer la rótula. Ésta se desplaza hacia un lado para que el cirujano pueda acceder a la articulación de la rodilla que hay detrás. Se cortan los extremos dañados del fémur y la tibia. Los extremos se miden y moldean con precisión para que encajen en la prótesis.
¿En qué consiste la rehabilitación de una prótesis de rodilla?
El proceso de rehabilitación comienza al día siguiente de la operación. Se pondrá en pie, probablemente con la ayuda de un bastón, muletas, barras paralelas o un andador. Se reunirá con un fisioterapeuta que le guiará a través de una serie de ejercicios para mejorar el movimiento y aumentar el flujo sanguíneo a las piernas y los pies.
¿Cuánto dura la rehabilitación tras una operación de rodilla?
El plazo varía según el paciente, pero la mayoría de la gente puede esperar un programa de terapia ambulatoria que dura entre 4 y 8 semanas. Su fisioterapeuta puede decirle todo lo que necesita saber acerca de su recuperación, pero vamos a cubrir algunas de las preguntas más frecuentes acerca de la terapia después del reemplazo de rodilla, a continuación.
Baja laboral tras una operación de rodilla
Después de someterse a una operación de prótesis de rodilla, deberá tener cuidado con los movimientos de la rodilla, sobre todo durante los primeros meses posteriores a la intervención. Pero incluso entonces, deberá moverse con cuidado para no lesionarse la nueva prótesis de rodilla. Asegúrese de preparar su casa para cuando regrese, de modo que pueda moverse con más facilidad y evitar caídas.
Al subir al coche:Al viajar en coche:Al bajar del coche:Pregunte a su médico cuándo puede conducir. Es posible que tenga que esperar hasta 4 semanas después de la operación. No conduzca hasta que su médico le diga que puede hacerlo.
No debe practicar esquí alpino ni deportes de contacto como el fútbol o el fútbol americano. En general, evite los deportes que requieran sacudidas, torsiones, tirones o carreras. Debería poder realizar actividades de menor impacto, como senderismo, jardinería, natación, tenis y golf:
Hui C, Thompson SR, Giffin JR. Artritis de rodilla. En: Miller MD, Thompson SR, eds. DeLee, Drez, & Miller’s Orthopaedic Sports Medicine. 5th ed. Philadelphia, PA: Elsevier; 2020:cap 104.Mihalko WM. Artroplastia de rodilla. En: Azar FM, Beaty JH, eds. Campbell’s Operative Orthopaedics. 14th ed. Philadelphia, PA: Elsevier; 2021:cap 7.
Tiempo de recuperación de la cirugía de cartílago de rodilla
Si su rodilla está gravemente dañada por la artritis o una lesión, puede resultarle difícil realizar actividades sencillas, como caminar o subir escaleras. Incluso puede empezar a sentir dolor cuando está sentado o tumbado.
Si los tratamientos no quirúrgicos, como la medicación y el uso de soportes para caminar, dejan de ser útiles, puede plantearse una artroplastia total de rodilla. La artroplastia es un procedimiento seguro y eficaz para aliviar el dolor, corregir la deformidad de la pierna y ayudarle a reanudar sus actividades normales.
La artroplastia de rodilla se realizó por primera vez en 1968. Desde entonces, las mejoras en los materiales y las técnicas quirúrgicas han aumentado enormemente su eficacia. Las prótesis totales de rodilla son uno de los procedimientos con más éxito de toda la medicina. Según la Agency for Healthcare Research and Quality, en 2017 se realizaron más de 754.000 reemplazos de rodilla en Estados Unidos.
La rodilla está formada por el extremo inferior del fémur (hueso del muslo), el extremo superior de la tibia (hueso de la espinilla) y la rótula (rótula). Los extremos de estos tres huesos están cubiertos de cartílago articular, una sustancia lisa que protege los huesos y les permite moverse con facilidad dentro de la articulación.
Consejos para recuperarse de una operación de rodilla
La artroplastia de rodilla se debe la mayoría de las veces a una artrosis avanzada de rodilla. En la artrosis, se pierde más cartílago de la articulación del que se crea en la explotación. La superficie del cartílago articular se rompe y puede desgastarse, lo que permite que los huesos rocen entre sí. Como consecuencia de la irritación, la membrana sinovial se irrita y empieza a hincharse y a ponerse rígida. El propio organismo no puede reparar el cartílago articular dañado. Se retira la superficie desgastada de la articulación de la rodilla. Se colocan superficies articulares artificiales tanto en el fémur como en la tibia, que se fijan con cemento óseo.
Lo ideal es que la rehabilitación comience antes de la intervención quirúrgica. Se ha demostrado que un buen estado muscular de las extremidades inferiores, especialmente de los músculos que sostienen la rodilla, favorece una mejor recuperación de la cirugía.
Tras la operación, el pie suele poder reservarse con todo su peso. Al principio, es aconsejable utilizar una ayuda para caminar, como muletas para el codo, para evitar cojear. La herida quirúrgica suele cicatrizar por completo en un plazo de 4 a 6 semanas, aunque los puntos se retiran a las pocas semanas de la intervención.